lunes, 17 de agosto de 2009

Un día con la marquesa de Novallas

Cuando los rayos de sol que asoman por mi ventana me iluminan el rostro, me despierto por la molesta luz. Me miro en mi tocador y elijo la ropa de hoy.


Cojo unas frutas frescas y las pongo en la batidora.

Nada como un buen batido bien mezclado para empezar el día con energia y buen humor.

Toco un poco el piano y el violencelo.

Cuando el sol está en lo más alto del cielo salgo a dar un paseo con mi sombrilla, para que no me de un golpe de calor.
Contemplo el río y veo un pez rojo y enorme que se deja arrastrar por la corriente. Qué pena que no me traje mi caña. Podria haber vendido ese ejemplar por unos cuantos miles.

Regreso a mi mansión y miro la miniatura de la Toeur Eiffel, dejandome llevar por los recuerdos, cuando pasé mis mejores vacaciones en Fiyi, las islas del Pacifico Sur.

Luego me cocino una tortilla de huevos de avestruz con una sartén de oro rosa.

Cuando la esfera de luz nocturna aparece en el cielo, sé que es la hora en la que...¡¡ Me convierto en marquesa loba!!! Ups, no. Me estoy deviando un poco del tema. Es hora de dormir.

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