Ayer quedamos en ir por la tarde a Totateke. Hicimos un poco el tonto regando el río, peleas con el hacha, la red y las palas.
Fuimos a mi casa llena de muebles corazón que ella le dejó a mi hermano.
Cuando dieron las ocho en mi pueblo entramos en el café del museo, donde cada sábado viene Totateke a cantar. Aquí salgo yo bebiendome un café antes de la actuación.
Como decía Marcia: ¡Esto parece una discoteca! Me encantaron las canciones, ¡me dolían las manos de aplaudir!, y además están mucho mejor cuando viene alguien de fuera y las escucháis juntos.
sábado, 1 de agosto de 2009
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